La semana pasada regresé a Bard College para familiarizarme con la currículo del “Language & Thinking Program”, es decir, un programa del lenguaje y pensamiento. La semana que viene regresaré a Nueva York de nuevo.
Me gusta mucho el paisaje en el norte del estado de Nueva York. Para mí es el paisaje de Dios, de verdad, especialmente los lagos Finger alrededor de Ithaca y al lado del río Hudson cerca de Rhinebeck. Cuando mucha gente piensa en Nueva York, piensa en solo la ciudad. La ciudad sí es buena, me gusta también, es mi lugar de nacimiento, pero el resto del estado es tan precioso. Tengo muchos recuerdos como estudiante y profesor allí.
Regresar a Bard College fue algo así como un regreso al hogar. Es el primer lugar donde enseñaba mis propias clases en una universidad. Además, aprendí mucho del estilo de la enseñanza en el Instituto de la Escritura y Pensamiento. Está enfocado en usar el acto de la escritura para explorar y explotar textos y para recurrir tus propias experiencias. Tengo muchas ganas de enseñar en esta manera otra vez.
Hay un dicho que no se puede volver al hogar. Es verdad, con el tiempo hogar cambia y tú también. Hay edificios en el campus que no existió la última vez que estuve allí. El centro de estudiantes tiene una piedra angular con el año 1999 y recuerdo cuando se estaba construyendo frente a los dormitorios donde los profesores nos alojábamos. El edificio es antiguo ahora, se puede ver óxido y otros signos de desgaste. Antes fui uno de los más jovenes profesores, al principio de mi carrera, y la semana pasada fui el más mayor en la sala.
Sin embargo, los métodos siguen siendo los mismos. Hay un objetivo común ahora, un ensayo al final de las dos semanas y media, y pienso que esta tarea es buena. Sin duda será difícil y agotador, tanto para mí como para mis estudiantes, pero vale mucho la pena. Es un lugar para jugar con el lenguaje, es una comunidad verdadera de escribir y pensar.